Creo que llega un momento en nuestras vidas en que estamos tan hartos de ir y venir, de probar cosas nuevas, de esperar tanto de personas que no valen la pena, de creer que todo va a estar bien... que nos cansamos, y a partir de ese momento confiamos nuestra suerte al destino, y lo que tenga que ser que sea.
Todo lo que empezamos a hacer lo hacemos sin pensar, como un impulso nacido del corazón, sin razones, sin lógica, sin un respaldo coherente. Lo hacemos porque nos nace y punto. Como el amor. Y me gusta, me encanta haber llegado a este punto, porque en cierta manera llegar a este punto es sentirse enamorado de la vida. Enamorado de uno mismo, enamorado de lo que realmente somos en esencia...
Y nos empezamos a querer un poquito más, y aprendemos a valorarnos y estar orgullosos de esto que somos. Y dan ganas de abrazar a todo el mundo, de abrazar a la vida, de hacer muchas cosas, pero sin una razón específica, solo hacerlas. Sentimos que queremos hacer tantas cosas que llegamos a preguntarnos si realmente vamos a poder hacer todo, si vamos a tener tiempo. Y si, vamos a tener tiempo, vamos a poder hacer las cosas que queremos y más, mucho más. Querer es poder.
Un año atrás agonizaba. Pensaba que me moría en cualquier momento, deshidratada de tanto llorar y sufrir por amor... No me arrepiento de nada de lo que hice. Creo que aprendí mucho de mis errores, y no voy a volver a cometerlos. Tampoco me lamento ese tiempo perdido en el que estuve mal por alguien. No, no me arrepiento ni me lamento, es parte de mi vida, es parte de mi historia... Además, cada persona siente de manera diferente, y mi "duelo de amor" duró mucho porque sentí que tenía que ser así, nadie podía ayudarme, sólo yo podía salir adelante. Tardé, pero acá estoy, más fuerte que nunca, dispuesta a mucho; y recién hoy, lunes 4 de marzo del 2013 puedo decir que no tengo miedo a nada.
Estar mal, no es malo. Estar mal quiere decir que nos pasó algo que nos afectó, que nos dolió, que nos lastimó. Estar mal no significa ser débil. Estar mal es saber que sentimos, que somos humanos, que podemos caer en cualquier momento... que somos frágiles, que no somos mejor que nadie y que a veces por más que intentemos las cosas no salen siempre como queremos. Y no importa cuantas veces nos caigamos, importa que después de todas esas veces nos volvamos a levantar, y que cuando lo hagamos nos sintamos más fuertes. Cuando eso pase, cuando estemos de pie nuevamente, vamos a ver las cosas desde otro punto de vista. La mente se va a aclarar, y vamos a volver a sonreír. Y vamos a llegar a un punto, este punto en el que estoy ahora, en el que vamos a empezar a caminar, sin saber a donde ni por qué, vamos a caminar. Y que sea lo que sea, sé que todo lo viene es mejor que lo que pasó.
Juguemos a enamorarnos de la vida, que realmente vale la pena.
Ya estoy en la mitad de esta carretera, tantas encrucijadas quedan detrás... Ya está en el aire girando mi moneda, y que sea lo que sea.
Todos los altibajos de la marea, todos los sarampiones que ya pasé... Yo llevo tu sonrisa como bandera, y que sea lo que sea.
Lo que tenga que ser, que sea, y lo que no por algo será. No creo en la eternidad de las peleas ni en las recetas de la felicidad.
Cuando pasen recibo mis primaveras, y la suerte este echada a descansar, yo miraré tu foto en mi billetera y que sea lo que sea.
Y el que quiera creer que crea, y el que no, su razón tendrá. Yo suelto mi canción en la ventolera y que la escuche quien la quiera escuchar.
Ya está en el aire girando mi moneda.
Y que sea lo que sea.
- Jorge Drexler -
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