Duele tener que toparse con una pared, tener que golpearse para aprender, para crecer, para ver las cosas como realmente son. A veces ocurren a tiempo, y eso es lo mejor que nos puede pasar. Nos duele, nos sentimos heridos, lastimados... pero con el correr de los días nos damos cuenta que fue mejor que pase ahora, antes que sea más tarde. El hecho de creer que la persona que nos dice que nos quiere va a ser imposible de que nos lastime... es un error! No siempre depositamos nuestra confianza en la persona correcta. No siempre queremos a quien se lo merece. La vida es como una obra de teatro dentro de la cual todos somos actores, en la cual cada uno tiene que cumplir con su papel. La idea es engañar a la muerte, pero hay veces que nos engañamos entre nosotros mismos. Por eso, ¿en quién confiamos? ¿Qué hacer cuando todo aquello que creíamos real, se vuelve una mentira? Cuando todo aquello en lo que confiábamos... no existía. Jamás existió.
Me creí el teatrito como la más inocente. Es que no puedo ver la maldad en las personas, sólo observo las cosas buenas, que es lo que importa. Confío y creo en las personas que me rodean, no tengo porque dudar de ellas... bah, no tenía porque dudar de ellas. Ahora sí. Ya no sé que va a pasar, como va a terminar todo esto. Siento que perdí a alguien que me importaba mucho, muchísimo, pero a quien yo no le importaba tanto, y lo digo por como me trata ahora, con indiferencia, como si nunca hubiese existido o nunca hubiese significado algo. Ya no me mira a los ojos, como si la equivocada en todo esto hubiese sido yo. Creo que la manera más fácil de evitar un problema, es enojándose, ofendiéndose, posponiendo cualquier enfrentamiento, cualquier situación en la cual se esté dispuesto a poner todas las cartas sobre la mesa y jugársela.
Sé que yo no soy la del problema. No perdoné, porque cuando se disculparon conmigo no lo dijeron sintiéndolo, por ende no tiene sentido. Pero di vuelta la hoja, y sigo adelante. No voy a perder tiempo de mi vida en sentirme mal y enojarme con alguien. No busco que las cosas sean como antes, eso jamás podrá ser así, pero busco una armonía, y no la encuentro... del otro lado no hay disposición, no hay interés. Una más de la lista. Una más entre el montón. Idiota el haber pensando que nada podía pasar. Idiota el haber confiado y creido. Inocente. Siempre, inocente. No siempre es bueno ser buena. Una por hacer las cosas bien... termina saliendo lastimada. Ver a esa persona que nos lastimó y ver lo bien que está, sin importarle nada, duele. Tener que cruzarse, y que no sea capaz de mirarte a los ojos, también duele. Una no sabe si lo hace porque se siente culpable y su manera de escapar es la indiferencia, si lo hace porque no tiene huevos para enfrentar la situación, o si tiene miedo de una mirada acusadora. No podría mirar con odio... pero si puedo mirar con tristeza y dolor.
Ya nada será como antes. A lo mejor me estoy zafando de un destino que no me corresponde. Todo pasa por algo, sobre todo cuando de amor se trata. Pero adelante, siempre pero siempre, nos espera algo mejor. Cochas que pachan por algo, a veces para ponernos a prueba... y saber que tanto hemos aprendido, que tanto hemos madurado, y que tan fuertes podemos ser.
Evolucionar, crecer, despegar, pegar el salto, mirar más allá de la frente, seguir adelante, caernos y volver a levantarnos, correr sin parar, no mirar atrás, olvidar rencores, encontrar colores, volar, salir del cascarón, caer a la realidad, imaginar, sumar experiencias, restar tristezas... A veces hay que equilibrar en la balanza las cosas buenas y las malas, y saber distinguir en qué cosas poner más energía, por qué cosas realmente preocuparnos y por cuales no. El tiempo devuelve y cura todas las heridas. Si tiene que pasar, pasará, y si no pasa, algo mejor vendrá... adelante, siempre pero siempre, todo es mejor.
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