lunes, 10 de septiembre de 2012

Love letter (IV)

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14/03/2012
Parte IV
Perdóname, me equivoqué.

No hice las cosas bien. Mi carácter atolondrado me ganó de antemano. Mi cabeza se antepuso al corazón, no sé como esa maldita hizo para ganarle. Se me nubló la vista, la razón y el corazón quedó amordazado. Mi cuerpo se puso frío, helado. Ya no tenía sangre en las venas. Me estaba congelando, me estaba endureciendo sin poder hacer nada. No sé qué pasó. Fue un momento de locura, de inconciencia, de confusión. Viéndolo ahora, después de pasados tres meses de ese momento, no tengo palabras para explicar lo que me pasó. Creo que simplemente me enfermé, mi alma enloqueció, el corazón se me durmió y la maldita cabeza me jugó una mala pasada. No quería entrar en razón. No recordaba el amor, no sentía amor. Lo tenía olvidado en el corazón, apagado en las venas, mal distribuido por todo mi cuerpo. Necesitaba un shock de energía, pero no quería uno tan grande como éste que me dieron. Más que energía, este shock me terminó por destruir. Me dejó en agonía, llena de dolor, exhausta, agotada. Si no hago algo rápido voy a morir de tristeza, de desconsuelo, de desesperación.
Si tuviera que explicar quién fui en esos días, no sabría decirlo. Ni yo me acuerdo, ni me reconocería viéndome desde afuera. ¿Cómo pude ser tan fría? ¿Cómo pude ser tan estúpida? Sé las razones que tuve, pero realmente no las entiendo. Ahora sé porque él no me entendió nunca. Ni siquiera yo sabía muy bien el por qué de esa decisión. Creo que mi alma estaba agotada, necesitaba un poco de paz, de tranquilidad… ¿cómo iba a estar bien con el Agus si no estaba bien conmigo misma? Entonces el alma y el corazón, cedieron el dominio de mi persona a la razón. Lógica como es, pensó que lo mejor era separarme por un tiempo y reflexionar, renovarme, recargarme y volver con toda. A mí me pareció una buena idea. Y no lo hubiera hecho nunca de no creer que era lo mejor para él y para mí. Me equivoqué, lo sé ahora después de pasado el tiempo. Tendría que haber luchado, tendría que haber seguido adelante, como lo hice siempre a pesar de todo. Pero mi corazón no iba a soportar otra batalla más. Viene luchando desde hace mucho tiempo, desde el día en que lo conocí a él. Luchando no por amarlo, sino por hacerlo feliz, por evitar que se fuera. Bajé los brazos en una batalla y perdí en la guerra. Perdí como la peor, como la más cobarde. Me crucé de brazos sin hacer nada. Y ahora que ya terminó la guerra y que él no quiere estar más conmigo para ayudarme, me siento desolada, en medio de un campo de enfrentamientos, rodeada de tristeza y de muerte. Y ese halo de melancolía me tiene envuelta. No puedo despegarlo de mi cuerpo, no sé cómo.
No me vas a perdonar nunca Agus, lo sé. Veo que no tenés intención alguna de volver a estar conmigo. Te perdí para siempre. Me hubiese gustado que me recordaras peleando por tu amor, y no hecha un ovillo llorando. Pero esta es la Ani que conociste, con sus fortalezas y debilidades. Si tan sólo volvieras a su lado, la harías la persona más feliz del mundo otra vez. Recuperaría el arsenal de batalla e iría por el mundo enfrentando a todos y a todo, como antes, como al principio, sin darme por vencida. Aunque lo cierto es que ya no quiero pelear. No quiero más batallas, quiero paz… Si volvieras a mi lado, ya no habría batallas, porque ya habríamos ganado todas. Sólo habría amor y tranquilidad. Haríamos el amor, basta de guerras.
No va a ser suficiente decirtelo ni mil veces… perdoname, me equivoqué. Quería estar sola para estar bien, y no me di cuenta que te estaba dejando solo a vos. No me porté como debería portarse una novia. Algún día a lo mejor logres comprenderme, y perdonarme del todo. Yo me llevo los mejores recuerdos tuyos, Agus. Ojalá encuentres a alguien que te ame mucho y seas muy feliz. Esta vez te lo digo con sinceridad. Acordate que una pareja necesita de las dos personas, si o si, otra no hay. Y si alguna vez ella te dice que quiere estar sola, no la dejes, no la abandones ni muerto. No te rindas Agus, yo sé que vos podés dar más de todo lo que me diste a mí. Sé que en tu corazón hay más amor de lo que te imaginás. Yo abrí mi corazón y me equivoqué, pero no tengas miedo, a vos no te va a pasar lo mismo porque sos más fuerte que yo. Perdón, ojalá todo esto terminara bien.


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